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„La línea ideal siempre a la vista“

En diálogo con Marco Büchel

Conoce las victorias y las derrotas. Y sabe cómo conseguir sus objetivos. Marco Büchel, excorredor de esquí de Liechtenstein, nos habla de cómo llegar a lo más alto en el deporte de élite y cómo trasladarlo al mundo laboral.

¿Cómo llegó a la cima mundial de las carreras de esquí, qué factores y características fueron decisivos?

La clave de mi éxito en las carreras fue mi talento, pero sobre todo la persistencia, la disciplina y el compromiso: me había dedicado en cuerpo y alma a las carreras y mi objetivo declarado era llegar a la cima del mundo. Sin embargo, fue un camino duro que llevó mucho tiempo. Muchas veces ascendía un poco y luego, enseguida, volvía a bajar. Situaciones como ésta demuestran si se tiene la voluntad necesaria y cuánto estás dispuesto a dar por tu objetivo, o simplemente si te das por vencido. Siempre tuve mi objetivo en mente y siempre lo perseguí con mucha tenacidad.

¿Cuál fue su estrategia para afrontar no solo las derrotas, sino también los riesgos de las carreras, de la mejor manera posible?

Siempre me gusta coquetear con el hecho de que he corrido en 300 carreras al más alto nivel, pero solo he ganado cuatro. Con lo cual, he perdido 296 veces. Sin embargo, esas derrotas siempre me enseñaron mucho más que las victorias. De ellas he aprendido a sacar las conclusiones correctas y ese es, en última instancia, el camino que te lleva a seguir hacia delante. Por otro lado, como es lógico, tuve que lidiar con el elevado riesgo de lesiones que implica mi deporte, aunque el «peligro» también es algo que me ha fascinado siempre. Moverse realmente al límite es, emocionalmente, como fuegos artificiales, y eso es lo que yo buscaba.

¿En qué le beneficia personalmente su experiencia actual en las carreras de esquí?

Mi carrera me ha enseñado muchas cosas básicas, por ejemplo, sobre la equidad y el respeto. Ahora bien, sobre todo, aprendí lo importante que es luchar con pasión por tus objetivos. Tengo que conseguir algo por mí mismo, es decir, moverme, mirar hacia delante y seguir siendo inquieto y curioso. Tienes que hacer algo si quieres conseguir algo. Y si luego consigues tus objetivos, eso tiene un valor enorme. En mi opinión, esto es aplicable a prácticamente todos los ámbitos de la vida.

También suele hablar de sus experiencias en el deporte de alto nivel en empresas como ponente. ¿Cuáles son los mensajes más importantes que tiene que transmitir a la gente en el mundo laboral actual?

En esos actos hablo de lo que he vivido en mi carrera y trato de poner estos conocimientos y experiencias al alcance de mi público. En las ponencias no le digo a la gente que tiene que esforzarse más para alcanzar sus objetivos. Lo más importante –que también lo fue para mí como deportista– es trabajar juntos en un equipo. Es lo que les indico, y también es en ese momento cuando suelo presentar mi gestión de riesgos. Deliberadamente no doy a mi público ningún consejo de motivación, sino que les cuento, por ejemplo, cómo me motivé en momentos muy complicados, por ejemplo, cuando mi gran ídolo me aconsejó que mejor me dedicara a alquilar tumbonas porque, hiciera lo que hiciera, nunca iba a llegar a la cima del mundo. Mi deseo es que mis oyentes se sientan identificados con ello, es decir, que lo apliquen a sus situaciones particulares y saquen de ello sus propias conclusiones. A menudo podría funcionar y, si no, al menos espero hacerles pasar un buen rato.

Marco Büchel, de Liechtenstein, compitió en casi 300 pruebas de la Copa del Mundo entre 1991 y 2010. Esto se tradujo en seis participaciones en los Juegos Olímpicos, diez participaciones en los Campeonatos del Mundo, 90 clasificaciones entre los 10 primeros, 18 podios, cuatro victorias en la Copa del Mundo y una medalla de plata en la Copa del Mundo de eslalon gigante en Vail en 1999. Desde su retirada, este esquiador trabaja como conferenciante y comunicador.

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